El español que hablamos en México ha sido influenciado por las
diferentes lenguas indígenas de nuestro país. Aunque muchas de ellas están en
extinción en la actualidad contamos con aproximadamente 68 lenguas y dialectos
distribuidos en gran parte de la República.
La relación entre el español y las
lenguas indígenas ha pasado por diversos momentos desde que los europeos
llegaron a América. En el caso mexicano, numerosas lenguas indígenas
fueron objeto de atención para los primeros misioneros evangelizadores, que
mostraron un celo particular por aprender los idiomas nativos y cristianizar a
los americanos en sus propias lenguas. Estos y otros intelectuales en los años
posteriores a la Conquista produjeron las
primeras gramáticas y vocabularios de idiomas como el náhuatl, el maya, el otomí, el mixteco y el purépecha. Así, estas
lenguas fueron escritas por primera vez en caracteres latinos. En contraste, numerosas lenguas se
perdieron antes de que pudieran ser registradas o estudiadas sistemáticamente,
pues sus hablantes fueron rápidamente asimilados, o bien, se extinguieron físimente.
La Real Academia Española (RAE), en la Vigésima Segunda Edición 2001 de su Diccionario incluyó 2.895 mexicanismos, muchos de ellos de origen prehispánico
Provenientes de las “voces indígenas”, algunas palabras que han sido incluidas en el diccionario de la lengua hispánica son escamole (larvas de hormigas), molcajete (mortero fabricado en piedra), popote (sorbete o también conocido como pajita) y tlacoyo (antojito mexicano, tortilla gruesa ovalada y larga). Pero también vocablos como emérito, merendero, moler y orita, entre otros.
